París, 8 de junio de 2025. Una tarde en la Philippe-Chatrier. Cinco horas y veintinueve minutos de duelo infernal. Tres puntos de partido en contra. Dos sets abajo. Y una derecha en carrera que ya es parte del mito. Carlos Alcaraz se coronó este domingo campeón de Roland Garros en la que muchos ya llaman la mejor final de todos los tiempos.
El joven murciano, de apenas 22 años, venció al italiano Jannik Sinner en la final más larga jamás disputada en la historia del torneo parisino. El marcador, de esos que se recitan con emoción: 4-6, 6-7(4), 6-4, 7-6(3), 7-6(2). Una batalla sin tregua, un testimonio de resistencia, talento y espíritu competitivo al límite.
Los 2000 protagonizan una final histórica de Grand Slam
Más allá del resultado, la final representó el inicio formal de una nueva era en el tenis mundial. Por primera vez, dos jugadores nacidos en los años 2000 se enfrentaban en una final de Grand Slam. Dos jóvenes llamados a dominar la próxima década, que ofrecieron un espectáculo de intensidad creciente, intercambios electrizantes y una madurez que parece sacada de otra época.
Jannik Sinner, número 1 del mundo y campeón del Abierto de Australia este mismo año, dominó los dos primeros sets con precisión quirúrgica y un saque letal. Alcaraz, sin embargo, resistió. Agazapado, como quien espera su momento, comenzó a revertir la historia en el tercer parcial. Fue ahí cuando empezó a rugir París. Y ya no se detuvo.
El momento que cambió todo: tres bolas de partido
El cuarto set fue el clímax emocional del encuentro. Con 5-6 en contra y al saque, Alcaraz enfrentó triple punto de partido en contra (0-40). Tres oportunidades claras para que Sinner levantara su primer trofeo en la tierra batida más famosa del planeta. Pero entonces emergió el espíritu del campeón. Como él mismo reconoció después:
“En esos momentos solo piensas en no rendirte. He recordado muchas remontadas de Rafa, y sabía que, si él pudo, yo también podía hacerlo”.
Y lo hizo. Salvó los tres puntos de partido, rompió el saque del italiano en el siguiente juego y ganó el tiebreak 7-3 para llevar la final al quinto set. El público coreaba “¡Carlos, Carlos!” y el murciano ya parecía correr sobre el aliento de la grada.
Un final legendario
El quinto set fue un retrato perfecto del nuevo tenis: agresivo, atlético, mentalmente implacable. Ninguno cedió el servicio. Cada punto se jugaba como si fuera el último. El tiebreak final, implantado desde 2022 en la quinta manga, fue una exhibición de superioridad mental y física de Alcaraz, que lo cerró con un rotundo 10-2.
La última bola, un derechazo en carrera imposible, provocó una ovación que duró varios minutos. Sinner, resignado pero digno, aplaudió. Y Alcaraz se desplomó, entre lágrimas, antes de fundirse en un abrazo con su equipo y sus padres.
Récords y legado
Con esta victoria, Carlos Alcaraz:
- Gana su tercer título de Grand Slam (US Open 2022, Wimbledon 2023, Roland Garros 2025).
- Se convierte en el campeón más joven en levantar trofeos en tres superficies distintas desde Björn Borg.
- Firma su quinta final consecutiva de Grand Slam ganada. Pleno absoluto.
- Y lo hace tras salvar puntos de partido, un hito que solo otros dos hombres habían logrado en toda la era Open: Gastón Gaudio (Roland Garros 2004) y Novak Djokovic (Wimbledon 2019).
Pero más allá de los datos, queda la sensación de que hemos asistido al nacimiento definitivo de un mito. No de una promesa, sino de una realidad imparable.
Influencia Nadal: más presente que nunca
Las comparaciones entre Carlos Alcaraz y Rafa Nadal han sido constantes desde su irrupción. Pero esta vez fue el propio Carlos quien puso las cartas sobre la mesa:
“No lo voy a negar. He pensado en Rafa. En su espíritu. En cómo nunca se da por vencido. Esa es la actitud que he intentado tener hoy”.
No se trata de imitar, sino de aprender. De recoger un legado de lucha, resiliencia y hambre de gloria. En ese sentido, París ha sido testigo de la maduración definitiva de un tenista que ya no camina a la sombra de nadie.
Palabras de respeto entre gigantes
Sinner, que se marcha de París con la cabeza alta, resumió con elegancia lo vivido:
“Carlos ha sido increíble. Lo di todo, pero hoy fue mejor. Estoy seguro de que tendremos muchas más batallas así. Este es solo el comienzo”.
Por su parte, Alcaraz dedicó su título al esfuerzo colectivo:
“Gracias a mi equipo, a mi familia, a toda España. Ganar aquí, en Roland Garros, después de todo lo que hemos trabajado… es un sueño hecho realidad”.
El futuro ya está aquí
Con este Roland Garros, Carlos Alcaraz se consolida como el rostro del presente y del futuro del tenis. Su tenis es completo, su carácter feroz y su historia, apenas en su primer acto.
Sinner, por su parte, ha demostrado estar al nivel de cualquier reto. La rivalidad entre ambos está llamada a convertirse en la narrativa dominante de la próxima década. El Big Three fue historia. Ahora comienza la era Alcaraz-Sinner.
Y si el futuro es como esta final, el tenis no solo está a salvo. Está en estado de gracia.